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No había opción. Nuestra boda la teníamos que organizar nosotros, a nuestro gusto y con nuestra gente. El concepto que desarrollamos tenía como objetivo que nuestros invitados se sientan en casa y además, que sea una boda relajada, como un día de familia.

 

Después de analizar algunas opciones, decidimos hacer todo en nuestro incomparable Casco Colonial. Escogimos la Capilla de Cantuña para la ceremonia y El Ventanal Colonial para el cóctel.

 

La boda se llevó a cabo en la tarde, para recibir a nuestros invitados con un delicioso y tradicional canelazo para aplacar el frío de Quito. 

 

Caminamos con nuestra familia y amigos desde la iglesia hasta la recepción, tuvimos bocaditos típicos ecuatorianos, una torta deliciosa, banda de rock en vivo, hora loca con murga uruguaya, todo esto para nuestros invitados. 

 

Sólo nos queda agradecer a nuestras familias y amigos por habernos acompañado en este inolvidable día .

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