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El Padrino del Novio


GAUDIUM vibra con cada nuevo evento que crea. Es para nosotros una enorme alegría el planificar un acontecimiento. Toda nuestra entereza está puesta en nuestro cliente, no olvidamos ningún detalle. Es por esto que tratamos de conocer todo lo referente a las distintas celebraciones que organizamos, para que quien reciba nuestros servicios, se sienta respaldado por nuestra experiencia.

Al mismo tiempo compartimos nuestros conocimientos, siempre es gratificante hacerlo. Esta vez nos adentramos al fascinante mundo de los matrimonios, de las bodas, de los casamientos.

Existen muchos detalles que cubrir en esta celebración y existen muchas tradiciones que envuelven a este evento trascendental en la vida de un ser humano.

Una de estas tradiciones es la del padrino de bodas. Actualmente el padrino es elegido por el novio, es el hombre de confianza, su mano derecha, el amigo entrañable. El honor que confiere el novio a su padrino es especial. Hay casos que el novio elige a muchos padrinos, y es que la confianza no muchas veces recae en una sola persona. El padrino de bodas es quien ayuda al novio durante todo el trayecto hasta que llega el día esperado. Él también se encarga de entregar los anillos de bodas durante la ceremonia. Otra de sus misiones es la de organizar al novio la famosa y esperada despedida de soltero. Muchas veces, el padrino es quien pronuncia el discurso durante la recepción, pero esto sucede más en países extranjeros; en el nuestro, el padre de la novia o un familiar cercano es quien lo hace. Se dirá que la tarea del padrino es muy sencilla, y lo es, pero en tiempos lejanos esta tarea no era tan sencilla como ahora.

Hace siglos atrás, en tierras británicas, específicamente en Escocia, ser el padrino de bodas podía ser algo peligroso y arriesgado. En esos tiempos, el padrino era quien acompañaba al novio a raptar a la novia para que se puedan casar. En el siglo XVI el deber de un padrino era acompañar al novio para que rapte a su futuro esposa. Se cuenta que esta tradición la practicaban los godos germánicos cuando no encontraban mujer en su pueblo para casarse. Ellos visitaban el pueblo vecino, elegían a su posible mujer y luego retornaban para secuestrarla y casarse con ella. Él novio elegía al mejor hombre para que lo acompañe, uno que esté a la altura de la misión a realizar. El padrino estaba siempre pendiente del novio, durante el matrimonio él lo vigilaba por si acaso la familia de la novia apareciera e intentara llevársela de nuevo. Otra tarea era asimismo proteger que otro hombre robe a la novia de su amigo.

Durante el secuestro, existía la posibilidad real de que entren en combate con los familiares o con otros hombres del pueblo. Para esto el valiente novio tomaba a su futura esposa de su mano derecha con su mano izquierda, mientras que con su mano derecha empuñaba la espada y se defendía de una muerte segura. Hay personas que creen que este es el motivo por el cual durante la boda, el novio se ubica a la derecha y la novia a la izquierda, la continúa protegiendo, defendiéndola de cualquier amenaza.

Pasado el tiempo, en Roma, el padrino o los padrinos vestirían igual, esto con la finalidad de confundir a los malos espíritus y proteger la vida de quien se estaba casando.

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